Con frecuencia se suele oír a famosos decir que no se arrepienten de nada, e impulsivamente uno piensa que el portavoz de tan fulminante afirmación o es un hipócrita, o un soberbio empedernido, o, quizá incluso, que simplemente no tiene conciencia (o no es consciente de que la tiene). O quizá sea una manera de hablar, una simple expresión -- pero si así es de verdad, entonces no queda claro el contenido exacto de lo que quieren transmitir. Personalmente, que uno declare no arrepentirse de nada es como tirar piedras sobre el propio tejado; como mínimo, uno se pregunta si llegará el momento en que se arrepientan de decir tal estupidez.
Decir que uno no se arrepiente de nada equivale a proclamarse Don Perfecto. Y es que el arrepentimiento es algo esencial – no tanto las cosas por las que nos arrepentimos – en el camino de la vida; supone un aprender de nuestros errores, sabiendo lo que se ha hecho, se pueda remediar o no, y emergiendo con la firme voluntad de que no vuelva pasar. Es sobre todo un elemento que nos ayuda a conocernos más a fondo, precisamente porque uno aprende más de sus defectos que de sus virtudes.
Siempre ayuda a perfilar nuestra radiografía del alma, tomando como base un acto de humildad donde el reconocimiento de que podemos hacer las cosas mal, y de hecho las hacemos, es presupuesto indispensable. Podemos sentir más o menos culpa por lo hecho, pero lo verdaderamente fundamental es decidirse a levantarse nada más producido el traspié. Se trata de reflexionar sobre la acción propia, sin hurgar en la herida ofuscadamente, y mirar hacia adelante con férrea determinación. No es sufrir innecesariamente sobre algo ya pasado; es evitar sufrir por algo que puede volver a pasar. Ya lo dijo Scheler: «El arrepentimiento es la poderosa fuerza de autorregeneración del mundo moral que opera contra su continuo entumecimiento. [...] mira hacia atrás con una mirada llorosa, pero sin embargo actúa alegre y poderoso hacia el futuro, hacia la renovación, hacia la liberación de la muerte moral».
Arrepentirse es humano.
ResponderEliminarPero si nos dieran a escoger, preferiríamos vivir sin tener que arrepentirnos.
(...)
¿No?
A lo mejor supondria una eleccion de la que luego nos arrepentiriamos -- quien sabe (jurjur?) En fin, dificil saberlo, pero dudo de que en ese caso fueramos mas que robots bienhechores.
ResponderEliminarSorry about the lack of accents.