martes, 11 de mayo de 2010

I lost something I'll never find



No tendría más de tres o cuatro años. Estaba en la flor de la infancia; nada sabía y nada me importaba. Uno de mis objetos más preciados era un muñeco/action figure de Flash, ese infravalorado superhéroe de DC cuyo rasgo notorio era su rapidez sobrehumana. Embutido en un traje rojo, con antifaz y botas amarillas, Flash era capaz de aprehender y boxear el estómago de innumerables criminales y malhechores con su inusitada velocidad. Por eso me gustaba tanto, y el muñequito en cuestión suponía un fiel reflejo de mi creencia de que, algún día, sería como él. Bueno, quizá no tanto, pero ¿quién no quiso ser un superhéroe de pequeño?

Todos estos sueños e ilusiones se vieneron abajo poco después. Si no recuerdo mal vivíamos en Estados Unidos por aquel entonces, y un buen día nos fuimos de vacaciones a la playa desde Indiana.

Ese fatídico día decidí acercarme al mar a jugar con Flash. Nadie supo prevenirme del posible riesgo que eso entrañaba, mientras mis pies se tambaleaban en la arena al acercarme al agua, Flash en la mano. Por supuesto, vinieron las olas y, en un abrir y cerrar de ojos, se llevaron a mi Flash con ellas. Sin avisar, de manera traicionera. Sin pedir permiso, o perdón. No, las olas se lo llevaron silenciosamente, como si nada, inconscientes de lo mucho que significaba para mí. El sol vigilaba desde arriba. Yo me quedé boquiabierto -- no recuerdo si lloré o no, pero eso no importa. El dolor lo llevaba por dentro.

Flash se fue sin decir adiós.

La tristeza y el fastidio que me produjo esta pérdida no tiene parangón, y aún la recuerdo con impotencia. Si escribo sobre el tema será porque, de verdad de la buena, aún no he superado este trauma infantil. Lo curioso es que tanto mis padres como mi segundo hermano se acuerdan del muñeco de Flash. O más bien, de cuando lo perdí. Forma parte de la conciencia colectivo-familiar, y ahí estará siempre, imborrable. Por mucho que me pese, dudo que jamás vuelva.

4 comentarios:

  1. Yo quería ser Felicia Harvey, obviously.

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  2. Pablo, se me vienen muchísimas cosas a la cabeza en este momento!!!

    Primero que comparto tu dolor, yo era un poco obsesivo con el cuidado de mis muñecos, les tenía un apego muy importante.
    Pero nunca tuve el problema de perder los muñecos en la playa, porque en principio no los llevaba. Evitaba a toda costa el contacto de éstos con la arena, porque se "dañaban".

    No sé si lo sabías, pero yo tengo una afinidad muy empedernida hacia los súper héroes. (El mío era y es Batman, es humano y no tiene súper poderes, y es justamente lo que me gustaba, porque es real y es un Justiciero.. puedo decir que YO quiero ser un Batman en la realidad). Y algo similar, que también recuerdo hasta el día de hoy... perdí casi todos mis muñecos de Batman en un avión de regreso de EEUU a Ecuador, supongo que me quedé dormido y al bajarnos del avión mis padres no se percataron. Fue muy triste.

    Y no me prolongo más. Me dio nostalgia ver el vintage action figure.
    Peace out.

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  3. Awww!! The good thing is that the child isn't lost, it's inside you! However, you may never be as fast as Flash... he has a hot red suit to do so, can't help it. Justo hoy estuve daydreaming (por un nanosecond) about Flash... WEIRD!

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  4. aaay, male y sus overused clichés...Yo sí recuerdo. Lloraste como un condenado. Marica...

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