domingo, 13 de febrero de 2011

Del todo a la nada



Hace unos días leí Nada, de la danesa Janne Teller. Es un libro corto, de poco más de 150 páginas. Me lo leí de un tirón y las preguntas que surgieron eran muchas. Las comparaciones con El señor de las moscas son aptas, puesto que ambos tratan sobre un grupo de niños que se ven devorados por el lado más primario del ser humano, y Teller, fiel a la filosofía de Chéjov, plantea los problemas en vez de solucionarlos.

Nada comienza con las siguientes líneas: ‘Nada importa. Hace mucho que lo sé. Así que no merece la pena hacer nada. Eso acaba de descubrirlo’. Así, el joven Pierre Anthon deja el colegio una vez descubre que no hay sentido ni orden en la vida. Que todo es nada. Sus compañeros, impertérritos, ven cómo se encarama en un ciruelo del que no baja, desde donde les provoca con sus razones de este no-creer particular. Al principio intentan evitar el tema, pero conforme ven que su compañero de clase sigue aferrado a sus insólitas ideas, comienzan a acumular objetos en un intento de demostrarle que la vida sí tiene sentido, que hay cosas por las que merece la pena vivir. Es lo que llamarán el ‘montón de significado’, mediante el cual tratarán de desbaratar el manifiesto nihilista de Pierre Anthon. A medida que va creciendo, el riesgo aumenta y los niños se verán dispuestos a renunciar a cualquier cosa con tal de realizar su propósito: darle sentido a la vida.

El libro no deja de ser una alegoría, una especie de fábula macabra que no hay que interpretar literalmente. Aun así, consigue perturbar sin caer en maniobras baratas y fáciles, no tanto por algunas de sus escenas (Teller opta por sugerir antes que mostrarlo todo de manera explícita), sino porque guarda mucha semejanza con la sociedad actual, en la que se es capaz de llegar hasta extremos con el fin de dar sentido a la vida. Por mucho que no pretenda ser realista – que no lo es –, de algún modo todo parece ser muy real: a fin de cuentas, así es como nacen los totalitarismos. El grupo de niños se ve envuelto en una rebelión de las masas a pequeña escala, en la que todos se siguen a todos porque quieren realizar un objetivo en común, y de esta manera Teller nos obliga a pensar en los valores que deben imperar en el mundo actual y en el riesgo que hay que correr en la búsqueda de nuestro sentido vital particular. Filosóficamente hablando, Nada es una novela muy interesante, a pesar de su estilo sencillo y conciso, capaz de provocar al lector con esta dramática búsqueda que culmina en un gran final.

El debate está asegurado. Nada se publicó en Dinamarca en el 2001 y hoy ha sido traducido a trece idiomas (acaba de ser publicado en España), siendo además lectura recomendada en los colegios daneses y habiendo sido censurada en tantas otras partes. Yo, la verdad, no entiendo ninguna de las dos posturas: no es un libro para adolescentes, por mucho que, de acuerdo, trate sobre adolescentes.

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